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viernes, 13 de marzo de 2015

P. Enrique Torrijos Rubio, SVD (apunte biográfico)


P. Volusiano Calzada Fidalgo
Gracias al P. Volusiano Calzada Fidalgo, natural de Villafáfila (Zamora), y Vicario parroquial de San Juan Bautista y San Vicente Mártir, de Zamora, entre otros cargos, compañero que fue del P. Enrique Torrijos, conocemos los apuntes biográficos que a continuación les ofrecemos, y de los que se hizo eco en 2001 nuestro recordado amigo José Almagro Serna. El P. Calzada estuvo presente en la ordenación sacerdotal de nuestro paisano, y lo conocía bien.
Nos permitimos reproducir su escrito, para conocimiento general de muchos alguaceños, que sabemos nos lo agradecerán.

P. ENRIQUE TORRIJOS, SVD
SACERDOTE y MISIONERO

¿Quién es el padre Enrique Torrijos Rubio?
            El P. Enrique Torrijos Rubio SVD, es un sacerdote y misionero que pertenece a la Congregación de los misioneros del Verbo Divino. Nació en Alguazas (Murcia) el día 19 de febrero de 1930. Sus padres son Enrique y Nicolasa y es el mayor de los tres hermanos, Agustín y Jacinto.
            Tenía 14 años cuando Enrique ingresa en el colegio Ntra. Sra. de Lourdes de Murcia, donde cursa sus primeros estudios. Cuando cumple 18 años se alista en la Legión Extranjera en primer tercio, donde sirve a la patria durante 5 años en Marruecos. Regresa a España y al poco tiempo emigra a Francia donde trabaja como peón de albañil y minero en el fondo de las minas. Al cabo de tan solo 3 años regresa a España y de aquí en 1959, emigra a tierras de Brasil. Trabajando y aprendiendo el portugués, va ganando su sustento y haciéndose frente a la vida, como auxiliar de cocina, haciendo zanjas para las tuberías en las calles. Pero emprendedor e inquieto -como es él-, se mete en el mundo del negocio, se dedica a talar árboles y vende manera. Ya corría el año 1967, cuando este mismo negocio le llevó hasta el vecino país, Paraguay, al Departamento de Alto Paraná. Allí se dedica además a la compra y venta de tierras y al negocio del palmito, en auge por aquella época.

¿Cómo surge su vocación?
            Apareció por aquel territorio, extenso e inhóspito, el Obispo de la Vicaría del Alto Paraná, Mons. Francisco Cedizch, -contaba esa zona con una extensión de 14.000 Km.2 con un 90% de selva, pura selva, era 1971- encontró a Enrique, y notando en él su espíritu de trabajo y preocupación por la gente sin atención pastoral y espiritual, le encargó a él para que bautizará y les atendiera espiritualmente. Y él, al mismo tiempo que seguía con su trabajo habitual dedicándose a los negocios, trataba de cumplir con el encargo encomendado por el Obispo.
            Poco tiempo después, el Obispo manda a algunos misioneros del Verbo Divino para que explotaran la zona y conocer personalmente la situación espiritual de la gente. Enrique toma contacto con ellos, pues les hacía de intérprete, ya que conocía bien el portugués. De ahí le surgió, ante la falta de sacerdotes, la idea de hacerse él mismo sacerdote y misionero para poder socorrer así a todas las personas. Y un día, sin más, se dijo "yo me voy", y repartiendo todos sus bienes entre la gente pobre del lugar, se fue al seminario para hacerse sacerdote. Ingresa en el seminario de la Encarnación de Barrio Pacú Cuá, y después de un corto tiempo, le trasladan a la Capital de la República del Paraguay, Asunción, para poder realizar sus estudios de filosofía y teología en la Universidad Católica.

Ordenación Sacerdotal.
            En la explanada de la Catedral de la llamada, entonces, Ciudad Presidente Stroessner, hoy Ciudad del Este, Mons. Agustín van Aaken, en 1974, ordenó al padre Enrique Torrijos (foto) como el primer sacerdote de la Diócesis del Alto Paraná, a sus 44 años de edad. Los superiores le dieron su primer destino misional, no podía ser otro que el lugar donde había nacido su vocación sacerdotal y misionera: el Departamento (Provincia) de Canindeyú, desmembrado del de Alto Paraná. Allí se entregó con alma y cuerpo, dando todo de sí y siempre generosamente, como sacerdote a la pastoral social con los inmigrantes procedentes del nordeste y sur de Brasil que andaban desperdigados por toda la mencionada inmensa zona.
            Al dedicarse a esa ardua labor entre la gente sin tierra y sin protección ninguna, ciertos sectores del Gobierno, del presidente del Paraguay, Alfredo Stroessner, lo acusaron de sacerdote comunista. Pues trabajaba con los comités de agricultura y comenzó además con una cooperativa agrícola que dirigió por muchos años. Este trabajo urgía porque los campesinos eran explotados por los terratenientes. Y estos eran militares, la mayoría de ellos, de alto rango.

Un hospital "de vida o muerte" para los pobres.
            Una vez que el trabajo de la cooperativa agrícola estaba en marcha y viendo la penuria de la gente enferma tan pobre, construye, en 1984, el hospital San Carlos en la municipalidad de la Paloma. En la actualidad está en pleno funcionamiento y cuenta con 14 habitaciones privadas, 24 camas en la enfermería, dividida en seis salas, una sala de parto, quirófano, laboratorio, primeros auxilios y farmacia. Además de cocina y dependencias. Consiguió médico permanente y enfermeras, como también religiosas que pudieran llevar adelante esa labor comenzada por él.
            Antes los enfermos tenían que pasar al Brasil y llevarse el dinero en mano para ser atendidos de cualquier urgencia, o bien viajar 280 Kms. donde estaba el puesto de salud más próximo. Con este hospital dada posibilidad de atender a los enfermos graves y menos graves de la zona, por eso lo llamaban "hospital de vida o muerte". Dice él mismo, que de corazón se sintió obligado a construir el hospital para los más pobres.
            La construcción la pagó con ayuda de la gente humilde, organizando fiestas y juegos de bingo y también con algunas donaciones del exterior.
            Contemplando luego el pujante desarrollo de la zona, del Departamento de Canendiyú, donde anteriormente sólo se escuchaba el rugido que emitían las fieras de la selva, esta zona había cambiado, y ahora se escuchaba los ruidos de los tractores y de las máquinas de la agricultura que labraban la tierra fértil. Enrique recibió, desde entonces, el elogio de todos, particularmente de aquellos que menos lo apreciaban y hasta lo persiguieron.

De nuevo en su pueblo
            En 1995 el padre E. Torrijos regresa a su patria debido a un accidente, pues su propio perro le atacó e hirió gravemente. Ahora a sus 70 años descansa por un tiempo en su pueblo natal de Alguazas, atendiendo espiritualmente la ermita de Santo Domingo y recuperando fuerzas para un día, pronto, poder volver a su querida tierra colorada del Paraguay, donde aún tiene su corazón y donde dejó tantos sudores y buenos amigos, y un trabajo misionero lleno de amor y cariño por la gente sencilla paraguaya, que tanto le recuerdan.

LOS MISIONEROS DEL VERBO DIVINO
            La Congregación de los Misioneros del Verbo Divino, a la que el padre Enrique Torrijos pertenece, fue fundada por el sacerdote alemán Amoldo Janssen en Holanda. Y la forman en la actualidad casi 6.000 miembros entre sacerdotes y Hermanos, repartidos en 60 países por todo el mundo.
            Estos misioneros están trabajando en las zonas fronterizas de la sociedad y donde la lucha por la justicia y la paz se sienten con mayor urgencia.
            Prestan especial atención a la proclamación y difusión de la Palabra de Dios, el Evangelio.
            El padre Enrique Torrijos es [en el año 2000] uno de los 73 misioneros españoles con que cuenta hoy dicha Congregación misionera.
V. Calzada Fidalgo SVD

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